ELLA,
EL, RIO Y PUENTE
MILEIDY
MONSALVE LUJAN
DOCENTE:
LUZ
DORY GONZALEZ
LENGUA
MATERNA
GRUPO
19
POLITECNICO
JAIME ISAZA CADAVID
FACULTAD
DE ADMINISTRACION
CONTADURIA
PUBLICA
MEDELLIN
2013
ELLA, EL, RIO Y PUENTE
É
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rase una mañana soleada del
año 1865 en el departamento de Antioquia,
específicamente en el municipio de santa fe. Ella llamada Marta, caminaba por
la orilla del rio cauca, se distinguía por su hermosa cabellera de color negro ondulado; caminaba con su largo vestido
y sus pies descalzos, a la vez que
pensaba y deseaba conocer más allá de
las fronteras. Un pensamiento bastante revolucionario para una joven de aquella época, pero a pesar de esto,
ella todos los días después de ayudar en
su casa a pilar el maíz para hacer las
arepas y servirle el desayuno a sus hermanos mayores, volvía a aquel rio que la
llevaba a ansiar conocer y romper
los limitantes geográficos que ponían aquel imponente rio.
Ella soñaba con poder pasar
aquel rio, que era lo único que se
interponía entre ella y sus deseos de conocer, Marta nunca a pesar de los inconvenientes que se le
pudieran presentar dejaba de hacer su viaje matutino, uno de esos días, salió con
sus pies descalzos y con prisa, ya que
se había retrasado en salir; Cuando iba en la mitad de su recorrido diario, una
tormenta la hizo parar y buscar un lugar
que la protegiera de la lluvia; al parar, se percató que al otro lado
del rio había un joven con su sombrero,
luchando por que una de sus vacas no se fuera al rio ya que debido al vendaval,
el rio había crecido, parecía ser que el joven
estaba pastando a sus vacas y no alcanzo a llevarlas a un lugar seguro
antes de la tormenta.
Ella, angustiada ya que
sentía un gran cariño por los animales, solo miraba la escena y rogaba por que el
pobre animal no se lo llevara el arrollo
del rio, lo que más la impresionaba era que a pesar de la tormenta el joven
campesino no dejaba de luchar contra la corriente para poder salvar su vaca, el
la jalaba con un laso y hacia demasiada fuerza para traerla nuevamente a la
orilla del rio, pero sus esfuerzos eran insuficientes, ya que el peso del
animal y la fuerza del rio eran más poderosos que sus ansias de recuperar su
vaca; después de un largo rato se reventó la soga y el, tristemente se quedó mirando cómo se iba su vaca, paso la
tormenta y el seguía mirando hacia el fondo del rio con tristeza, no se resignaba haber perdido
su posesión, y ella al otro lado simplemente miraba la actitud de aquel joven, ya la había cautivado.
La joven paisa volvió a su casa, pensando en aquel joven y en su gran
constancia, llego a su casa y como todos los días su madre, una mujer ya de
edad de color trigueño y contextura gruesa, que en el rostro se le reflejaba su
fuerte carácter, enfurecida le decía que
no entendía una señorita porque tenía que estar andando sola y menos a la orilla del rio, su madre no estaba
de acuerdo porqué su hija, quien debería
estar en la casa realizando las labores del hogar, ayudándole a sacar el café
al sol, cuidando los animales domésticos o ayudándole a recolectar madera para
el fogón, se estuviera paseando todos los días; Ella a pesar de todo esto, seguía pensando en
aquel joven y en ella se había generado una gran curiosidad de conocerle el
rostro, ya que debido a la distancia de las orillas no lo había logrado ver
bien.
Era un día nuevo, como
siempre ella se levanta desayuna
chocolate con arepa y se prepara para
salir a dar su paseo, esta vez con su
caminata no solo deseaba ver el paisaje y alimentar su imaginación; con sus
anhelos quería volver a ver aquel joven campesino del otro lado del rio, lo vio
con su ganado, pero no le lograba ver el rostro, estaba demasiado lejos para
poder identificarlo, así continuo haciendo sus paseos y ya no los daba de
corrido como anteriormente acostumbraba a hacerlos. Sino que ahora cada que
daba sus paseos, se detenía a mirar a aquel joven, buscando verle el rostro.
Uno de aquellos días, aquel
joven se percató de la joven que lo miraba del otro lado del rio, pero el
indiferente a la situación siguió con sus labores, al pasar seis días el seguía
viendo a la joven, que todos los días desde la otra orilla a la misma hora se
sentaba a mirarlo por un extenso lapso de tiempo. Allí, a él le inquieto
demasiado la actitud de aquella joven y se paró
en la orilla de aquel rio, ella se impresiono ya que en todos los días
que había estado ella allí sentada era la primera vez que el hacía esto. Ella
pensó que esa era la oportunidad de verle el rostro a aquel joven, que cada día
le llamaba más la atención, por el amor y la dedicación con la que hacia su
labor de cuidar sus vacas.
Sin dudarlo, ella
simultáneamente también se paró a la orilla del rio, pero aun así no lograba
verle el rostro a aquel joven y el a ella tampoco, los dos se quedaron
mirándose fijamente un rato y el tomo la iniciativa, por medio de expresiones
con sus manos, ya que por la distancia de las orillas no se alcanzarían a
escuchar. Él le dijo que porqué estaba allí sentada y porqué todos los días lo
miraba, ella se sintió intimidada pero
lo primero que se le ocurrió fue responderle que le gustaban mucho las vacas
que el cuidaba, transcurrió la mañana y ellos separados por un gran y caudaloso
rio, seguían hablándose por señas, ella se percató de que ya era demasiado
tarde y su madre seguramente estaba furiosa, se despidió pero acordaron
volverse a ver al día siguiente.
Ella, llego a su casa feliz
por haber podido comunicarse con aquel joven, que la había cautivado desde el
primer momento en que la vio, y el a la expectativa de su reencuentro con
aquella joven. Al siguiente día, se encontraron nuevamente y volvieron a hablar
por medio de señas, ella se sentía muy bien hablando y contándole todo lo que
le ocurría y el de igual forma ya que aquella amistad, poco a poco se convirtiendo en amor, así transcurrieron muchos años y ya sentían la necesidad de poder conocerse,
tocarse y verse bien sus rostros, pero esto era imposible, ya que aquel rio no
se podía cruzar.
Un día, su madre impaciente
por que su hija todos los días por tantos años, salía a dar su paseo y se
quedaba horas. Decidió seguirla, sin que ella se diera cuenta, su madre no
soportaba la idea de que ella todos los días estuviera fuera de casa y no fuera
como las mujeres de su época, sumisas y dedicadas.
Paso la noche y al amanecer,
ella realizo sus labores y salió a hacer
su recorrido como todos los días, sin darse cuenta de que su madre la perseguía.
Ella llego al punto de encuentro, allí se encontraba su amado, quien la
esperaba todos los días ansioso, su madre al ver esto estallo de la ira, ya que
no le parecía adecuado que una señorita estuviera buscando a un hombre como si
fuera una callejera. La concesión de la mujer en aquella época, era de ser
pasiva y ella pensaba que su hija estaba equivocada, su madre le salió de frente
y se la llevo para la casa, el impotente
viendo la escena decidió lanzarse al rio y nadar para explicarle a la madre de
su amada que la situación no era lo que ella pensaba, aunque él, no entendía lo
que sucedía, ya que él no podía escuchar lo que la madre de su amada le decía.
El sin pensarlo, se lanzó al
rio y empezó a nadar, ella desde lejos lo veía y trataba de soltársele a su madre, pero ella era demasiado fuerte,
llegaron a la casa y ella estaba triste, preocupada y confundida. No sabía que
había pasado con el joven del otro lado del rio, ella no alcanzo a ver si él había logrado salir con vida del rio,
desde aquel día ella todos los días le rogaba a su madre que la dejara ir a ver
si encontraba a su amado, pero ella no accedía a las suplicas de su hija. Todos
los días la enviaban a hacer muchas cosas y no le daba tiempo de ir al rio a
ver qué había sucedido con aquel joven
amante a los animales.
Pasaron muchos años y ella
nunca pudo olvidar a aquel joven y su madre ya en lo único que pensaba era en
buscarle un buen esposo a su hija, ella
se negaba rotundamente y ninguno de los jóvenes de santa fe, querían casarse
con ella. Ya que insistían con que era una mujer muy rebelde y que siempre
quería dar su punto de vista de todas las situaciones y eso no era admisible en
aquella época.
En el año 1978, llegó al pueblo
un elegante hombre con muchos modales
muy educado, a los habitantes de aquel
pueblo les sorprendía aquel hombre, ya que ellos siempre estaban vestidos con
sus sombreros, ropa de trabajo descalzos y con la coca plástica al hombro en la
que depositaban el café, mientras aquel hombre, vestía de forma muy elegante y
cargaba debajo del brazo muchos escritos, se empezó a rumorar que aquel hombre
era un ingeniero que pretendía hacer un puente que cruzara el rio.
Al escuchar estos rumores la
joven salto de emoción, ya que como fuera, si construían este puente ella iba a
cruzar el rio, ya no le importaba tanto conocer, en este momento por lo que se
preocupaba y lo que quería saber era que si aquel joven de años pasados todavía
pastaba a sus vacas en el mismo lugar, o si por el contrario ya había muerto;
el 26 de noviembre de 1976 fue terminado aquel puente llamado el puente de
occidente, la joven que ya no era tan joven debido al pasar de los años,
entusiasmada con pasar aquel puente le dijo a su madre que por favor la dejara
ir, su madre sorprendida de que a pesar de que hubieran pasado tantos años su
hija todavía añoraba ver a aquel hombre la dejo ir.
Ella, salió corriendo entusiasmada
hacia aquel puente que ya era medio de comunicación de dos municipios, santa fe
de Antioquia y Olaya, ella ansiosa corrió por la orilla del rio, paso el puente
sin detenerse a mirar la maravillosa creación de un puente colgante corrió y
corrió donde aquel joven muchacho que la había cautivado años atrás, y que grande sorpresa al llegar a aquel sitio y
encontrar a aquel joven, sentado donde siempre y mirando hacia donde ella se
sentaba, a ella se le encharcaron los ojos y le pregunto: y tú a quien esperas? El volteo y la miró, Ella
por fin pudo ver el rostro de aquel joven un hombre alto, de color canela,
cabello negro, ojos grandes y oscuros y unas cejas tupidas, que lo hacían ver
un poco serio. Él le respondió: al amor
de un pasado que no he podido ni quiero olvidar, quien marco mi vida. Ella, con
un brillo en los ojos y una gran sonrisa lo abrazo y le dijo: no tienes que
esperar más, aquí estoy.
Él no lo podía creer y le
decía: por fin, por fin pude conocer tu rostro, te he esperado por tantos años,
luego de ese día que tu madre te llevo todos los días pasaba nadando el rio y
me sentaba donde tú te sentabas, no me importaba que tan caudaloso estuviera o
arriesgar mi vida, soñaba con darte una sorpresa, pero tú nunca llegaste. Estaba emocionado
por este puente que construyeron, por que así, tenía la certeza de que tu
llegarías a buscarme, él no lo dudó ni
un instante, le propuso matrimonio y ella acepto feliz, a los 3 meses se
casaron, ella se dedicó a los oficios de la casa y el, a cuidar de su ganado y
en ocasiones a recoger café. tuvieron 11 hijos hermosos y todas las tardes se sientas a mirar el ocaso y aquel puente colgante de una gran
estructura forjada con hierro, que en la
actualidad, es monumento nacional, pero para ellos es y siempre será, el puente del amor que logro acercar dos almas
enamoradas separadas por un rio, el rio cauca.
Y ELLOS FUERON FELICES Y
COMIERON AREPA CON CHOCOLATE
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