miércoles, 2 de octubre de 2013


ELLA, EL, RIO Y PUENTE

 

 

 

 

 

 

MILEIDY MONSALVE LUJAN

 

 

 

 

DOCENTE:

 

LUZ DORY GONZALEZ

 

 

 

 

LENGUA MATERNA

 

GRUPO 19

 

 

 

POLITECNICO JAIME ISAZA CADAVID

 

FACULTAD DE ADMINISTRACION

 

CONTADURIA PUBLICA

 

 

MEDELLIN

 

 

2013

 

 

 

 

ELLA, EL, RIO Y PUENTE

 

É

rase una mañana soleada del año  1865 en el departamento de Antioquia, específicamente en el municipio de santa fe. Ella llamada Marta, caminaba por la orilla del rio cauca, se distinguía por su hermosa  cabellera de color  negro ondulado; caminaba con su largo vestido y sus pies descalzos,  a la vez que pensaba  y deseaba conocer más allá de las fronteras. Un pensamiento bastante revolucionario para una joven  de aquella época, pero a pesar de esto, ella  todos los días después de ayudar en su casa a pilar el maíz  para hacer las arepas y servirle el desayuno a sus hermanos mayores, volvía a aquel rio que la llevaba a ansiar conocer y   romper los  limitantes  geográficos que ponían aquel imponente  rio.

Ella soñaba con poder pasar aquel rio, que era  lo único que se interponía entre ella y sus deseos de conocer, Marta  nunca a pesar de los inconvenientes que se le pudieran presentar dejaba de hacer su viaje matutino, uno de esos días, salió con sus pies descalzos  y con prisa, ya que se había retrasado en salir; Cuando iba en la mitad de su recorrido diario,   una tormenta la hizo parar y buscar un lugar  que la protegiera de la lluvia; al parar, se percató que al otro lado del rio había un  joven con su sombrero, luchando por que una de sus vacas no se fuera al rio ya que debido al vendaval, el rio había crecido, parecía ser que el joven  estaba pastando a sus vacas y no alcanzo a llevarlas a un lugar seguro antes de la tormenta.

Ella, angustiada ya que sentía un gran cariño por los animales, solo miraba la escena y rogaba por que el pobre animal no  se lo llevara el arrollo del rio, lo que más la impresionaba era que a pesar de la tormenta el joven campesino no dejaba de luchar contra la corriente para poder salvar su vaca, el la jalaba con un laso y hacia demasiada fuerza para traerla nuevamente a la orilla del rio, pero sus esfuerzos eran insuficientes, ya que el peso del animal y la fuerza del rio eran más poderosos que sus ansias de recuperar su vaca; después de un largo rato se reventó la soga y el, tristemente  se quedó mirando cómo se iba su vaca, paso la tormenta y el seguía mirando hacia el fondo del rio  con tristeza, no se resignaba haber perdido su posesión, y ella al otro lado simplemente miraba la actitud de aquel joven,  ya la había cautivado.

 

La joven paisa volvió a  su casa, pensando en aquel joven y en su gran constancia, llego a su casa y como todos los días su madre, una mujer ya de edad de color trigueño y contextura gruesa, que en el rostro se le reflejaba su fuerte carácter,  enfurecida le decía que no entendía una señorita porque tenía que estar andando sola y  menos a la orilla del rio, su madre no estaba de acuerdo porqué  su hija, quien debería estar en la casa realizando las labores del hogar, ayudándole a sacar el café al sol, cuidando los animales domésticos o ayudándole a recolectar madera para el fogón, se estuviera paseando todos los días;  Ella a pesar de todo esto, seguía pensando en aquel joven y en ella se había generado una gran curiosidad de conocerle el rostro, ya que debido a la distancia de las orillas no lo había logrado ver bien.

Era un día nuevo, como siempre ella se levanta  desayuna chocolate con arepa  y se prepara para salir a dar su paseo,  esta vez con su caminata no solo deseaba ver el paisaje y alimentar su imaginación; con sus anhelos quería volver a ver aquel joven campesino del otro lado del rio, lo vio con su ganado, pero no le lograba ver el rostro, estaba demasiado lejos para poder identificarlo, así continuo haciendo sus paseos y ya no los daba de corrido como anteriormente acostumbraba a hacerlos. Sino que ahora cada que daba sus paseos, se detenía a mirar a aquel joven, buscando verle el rostro.

 

Uno de aquellos días, aquel joven se percató de la joven que lo miraba del otro lado del rio, pero el indiferente a la situación siguió con sus labores, al pasar seis días el seguía viendo a la joven, que todos los días desde la otra orilla a la misma hora se sentaba a mirarlo por un extenso lapso de tiempo. Allí, a él le inquieto demasiado la actitud de aquella joven y se paró  en la orilla de aquel rio, ella se impresiono ya que en todos los días que había estado ella allí sentada era la primera vez que el hacía esto. Ella pensó que esa era la oportunidad de verle el rostro a aquel joven, que cada día le llamaba más la atención, por el amor y la dedicación con la que hacia su labor de cuidar sus vacas.

Sin dudarlo, ella simultáneamente también se paró a la orilla del rio, pero aun así no lograba verle el rostro a aquel joven y el a ella tampoco, los dos se quedaron mirándose fijamente un rato y el tomo la iniciativa, por medio de expresiones con sus manos, ya que por la distancia de las orillas no se alcanzarían a escuchar. Él le dijo que porqué estaba allí sentada y porqué todos los días lo miraba, ella se sintió intimidada  pero lo primero que se le ocurrió fue responderle que le gustaban mucho las vacas que el cuidaba, transcurrió la mañana y ellos separados por un gran y caudaloso rio, seguían hablándose por señas, ella se percató de que ya era demasiado tarde y su madre seguramente estaba furiosa, se despidió pero acordaron volverse a ver al día siguiente.

 

Ella, llego a su casa feliz por haber podido comunicarse con aquel joven, que la había cautivado desde el primer momento en que la vio, y el a la expectativa de su reencuentro con aquella joven. Al siguiente día, se encontraron nuevamente y volvieron a hablar por medio de señas, ella se sentía muy bien hablando y contándole todo lo que le ocurría y el de igual forma ya que aquella amistad, poco a poco se  convirtiendo en amor, así  transcurrieron muchos años y  ya sentían la necesidad de poder conocerse, tocarse y verse bien sus rostros, pero esto era imposible, ya que aquel rio no se podía cruzar.

Un día, su madre impaciente por que su hija todos los días por tantos años, salía a dar su paseo y se quedaba horas. Decidió seguirla, sin que ella se diera cuenta, su madre no soportaba la idea de que ella todos los días estuviera fuera de casa y no fuera como las mujeres de su época, sumisas y dedicadas.

Paso la noche y al amanecer, ella realizo  sus labores y salió a hacer su recorrido como todos los días, sin darse cuenta de que su madre la perseguía. Ella llego al punto de encuentro, allí se encontraba su amado, quien la esperaba todos los días ansioso, su madre al ver esto estallo de la ira, ya que no le parecía adecuado que una señorita estuviera buscando a un hombre como si fuera una callejera. La concesión de la mujer en aquella época, era de ser pasiva y ella pensaba que su hija estaba equivocada, su madre le salió de frente y se la llevo  para la casa, el impotente viendo la escena decidió lanzarse al rio y nadar para explicarle a la madre de su amada que la situación no era lo que ella pensaba, aunque él, no entendía lo que sucedía, ya que él no podía escuchar lo que la madre de su amada le decía.

 

El sin pensarlo, se lanzó al rio y empezó a nadar, ella desde lejos lo veía y trataba de soltársele  a su madre, pero ella era demasiado fuerte, llegaron a la casa y ella estaba triste, preocupada y confundida. No sabía que había pasado con el joven del otro lado del rio, ella no alcanzo a ver  si él había logrado salir con vida del rio, desde aquel día ella todos los días le rogaba a su madre que la dejara ir a ver si encontraba a su amado, pero ella no accedía a las suplicas de su hija. Todos los días la enviaban a hacer muchas cosas y no le daba tiempo de ir al rio a ver  qué había sucedido con aquel joven amante a los animales.

Pasaron muchos años y ella nunca pudo olvidar a aquel joven y su madre ya en lo único que pensaba era en buscarle un buen esposo a su hija,  ella se negaba rotundamente y ninguno de los jóvenes de santa fe, querían casarse con ella. Ya que insistían con que era una mujer muy rebelde y que siempre quería dar su punto de vista de todas las situaciones y eso no era admisible en aquella época.

 

En el año 1978, llegó al pueblo un elegante  hombre con muchos modales muy  educado, a los habitantes de aquel pueblo les sorprendía aquel hombre, ya que ellos siempre estaban vestidos con sus sombreros, ropa de trabajo descalzos y con la coca plástica al hombro en la que depositaban el café, mientras aquel hombre, vestía de forma muy elegante y cargaba debajo del brazo muchos escritos, se empezó a rumorar que aquel hombre era un ingeniero que pretendía hacer un puente que cruzara el rio.

Al escuchar estos rumores la joven salto de emoción, ya que como fuera, si construían este puente ella iba a cruzar el rio, ya no le importaba tanto conocer, en este momento por lo que se preocupaba y lo que quería saber era que si aquel joven de años pasados todavía pastaba a sus vacas en el mismo lugar, o si por el contrario ya había muerto; el 26 de noviembre de 1976 fue terminado aquel puente llamado el puente de occidente, la joven que ya no era tan joven debido al pasar de los años, entusiasmada con pasar aquel puente le dijo a su madre que por favor la dejara ir, su madre sorprendida de que a pesar de que hubieran pasado tantos años su hija todavía añoraba ver a aquel hombre la dejo ir.

Ella, salió corriendo entusiasmada hacia aquel puente que ya era medio de comunicación de dos municipios, santa fe de Antioquia y Olaya, ella ansiosa corrió por la orilla del rio, paso el puente sin detenerse a mirar la maravillosa creación de un puente colgante corrió y corrió donde aquel joven muchacho que la había cautivado años atrás, y  que grande sorpresa al llegar a aquel sitio y encontrar a aquel joven, sentado donde siempre y mirando hacia donde ella se sentaba, a ella se le encharcaron los ojos y le pregunto: y tú  a quien esperas? El volteo y la miró, Ella por fin pudo ver el rostro de aquel joven un hombre alto, de color canela, cabello negro, ojos grandes y oscuros y unas cejas tupidas, que lo hacían ver un poco serio. Él  le respondió: al amor de un pasado que no he podido ni quiero olvidar, quien marco mi vida. Ella, con un brillo en los ojos y una gran sonrisa lo abrazo y le dijo: no tienes que esperar más, aquí estoy.

 

Él no lo podía creer y le decía: por fin, por fin pude conocer tu rostro, te he esperado por tantos años, luego de ese día que tu madre te llevo todos los días pasaba nadando el rio y me sentaba donde tú te sentabas, no me importaba que tan caudaloso estuviera o arriesgar mi vida, soñaba con darte  una  sorpresa, pero tú nunca llegaste. Estaba emocionado por este puente que construyeron, por que así, tenía la certeza de que tu llegarías a buscarme, él no lo dudó ni  un instante, le propuso matrimonio y ella acepto feliz, a los 3 meses se casaron, ella se dedicó a los oficios de la casa y el, a cuidar de su ganado y en ocasiones a recoger café. tuvieron 11 hijos hermosos y  todas las tardes se sientas a mirar  el ocaso y aquel puente colgante de una gran estructura forjada con hierro,  que en la actualidad, es monumento nacional, pero para  ellos es y siempre será,  el puente del amor que logro acercar dos almas enamoradas separadas por un rio, el rio cauca.

 

Y ELLOS FUERON FELICES Y COMIERON AREPA CON CHOCOLATE

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